Por Brayton Maxson, becario, verano de 2014
Al haber sido educada en casa, estuve expuesta al poder de los libros desde muy pronto y con frecuencia. Empezaba y terminaba cada día con la lectura de mis padres y, gracias a esas horas de lectura, se me inculcó el amor por los libros. Todavía hoy cojo un libro que leí de pequeña o que mis padres leían en voz alta a mis hermanos y me transporto a la época y el lugar de ese libro y a las sensaciones que tuve al leerlo.
El hecho de que no todos los niños tengan la oportunidad de vivir esta experiencia con los libros me entristece enormemente. Quiero poder compartir el amor por los libros. Por eso me uní a Book Harvest: para poder inculcar a los niños el mismo amor por los libros que mi madre nos inculcó a mis hermanos y a mí cuando éramos pequeños. Me encanta el momento en que un niño encuentra el libro adecuado. La emoción y la alegría que siente el niño es, con diferencia, la mejor parte de estas prácticas.
Uno de estos momentos tuvo lugar en Books On Break (BOB) en Glenn Elementary hace un par de semanas. Toda la experiencia BOB fue increíble, pero un momento específico en el que un niño expresó su alegría por los libros me llama especialmente la atención. En una de las clases de cuarto curso había un niño sentado solo con su profesora. No había cogido ningún libro y me dijo que no había ninguno que le interesara. No le creí, así que fui con él y estaba decidida a encontrarle libros que le interesaran.
Me dijo que le interesaba el baloncesto, así que me pasé mucho tiempo buscándole libros de deportes, de acción y otros libros que les hubieran gustado a otros chicos de su edad. No quería saber nada de ninguno de los libros que le sugerí. Estaba a punto de darme por vencida cuando pasamos junto a una pila de libros de Junie B. Jones. Se le iluminaron los ojos. Se emocionó mucho, cogió dos libros de Junie B y empezamos a coger otros libros parecidos a Junie B y otros libros que ni siquiera se me había ocurrido sugerirle. Consiguió rápidamente sus diez libros y justo antes de irse me dio un fuerte abrazo.
El resto del tiempo que estuvimos en Glenn se me acercaba cada vez que me veía, me saludaba con un abrazo y me decía lo mucho que le gustaban los libros. Ver cómo los libros le hacían iluminarse de esa manera es exactamente la razón por la que quería hacer prácticas en Book Harvest. Espero seguir teniendo momentos como este a lo largo de mi verano con Book Harvest. Espero que podamos seguir inculcando el amor por los libros a los niños.