por Luke Jackson
Una de las experiencias más especiales que he vivido en Book Harvest tuvo lugar hace unos meses, cuando fui a llenar las estanterías de libros del Centro Comunitario de Salud de Carrboro con mi madre, Daniele Berman, que está
director de operaciones de Book Harvest. Para llegar a la sala de espera de los niños, recorrimos gran parte de la clínica y me sorprendió la diversidad del grupo. Había un constante murmullo de voces, algunas en inglés, otras en español, otras en ambos idiomas y otras en idiomas que no podía entender. Pero cuando llegamos a la sala de espera de los niños, ambos nos quedamos en silencio. Era una vista preciosa. Había libros esparcidos por el suelo. Algunos estaban abiertos, pues algunos padres debieron de tener que arrancar a sus hijos de la lectura. La estantería, que había tenido más de 200 libros una semana antes, estaba despojada de su contenido. El cartel de Book Harvest , en el que se leía en español e inglés algo así como "¡Eh, niños, libros gratis!", estaba tirado en el suelo. Era un hermoso caos.
Así que empezamos recogiendo los libros del suelo y colocándolos en las estanterías. También empezamos a colocar los 200 libros nuevos. Cuando terminamos, la estantería estaba abarrotada. Estábamos colocando el cartel en el "ángulo correcto" y preparándonos para marcharnos cuando entraron dos niños. Eran una hermana y un hermano latinos. La niña tenía unos seis años y el niño dos o tres. La niña entró tímidamente, pero su hermano entró directamente, dijo algunas frases en español y cogió un libro de Thomas the Tank Engine. Se dejó caer en medio del suelo, empezó a mirar los dibujos y vi que empezaba a asomar una sonrisa bajo su chupete. Su hermana, sin embargo, estaba en la puerta, haciendo acopio de confianza para venir a hablarnos con el poco inglés que sabía. En poco tiempo, la equipamos con unos cuantos libros bilingües de Pinkalicious y se puso tan contenta como su hermano, si no más.
Unos minutos más tarde, su madre entró y se sorprendió al ver a sus hijos mirando alegremente los libros. Le dijimos que los libros eran gratuitos y que podían llevárselos a casa. Los niños se fueron, todavía hojeando las páginas de uno o dos libros. Hasta que no estuvimos en el coche de vuelta a la oficina de Book Harvest no me di cuenta de que esa había sido la experiencia más significativa para mí en Book Harvest y que reflejaba realmente la misión que tenía: dar libros a la comunidad.
Luke Jackson es hijo de Daniele Berman, directora de operaciones de Book Harvest. Cursa sexto de primaria en la Trinity School de Durham y Chapel Hill.