12 de mayo de 2022 | Por Benay Hicks
La semana pasada fue mi cumpleaños.
En honor a este día, mi madre compartió una foto mía de cuando era bebé que nunca había visto. Estoy debajo de mi cama, con el chupete en la boca y un libro en la mano. El pie de foto de mi madre decía: "Desde el principio, a Benay le encantaban los libros. Cuando desaparecía, íbamos a buscarla debajo de la cama... y la encontrábamos con un binky o dos y sus libros favoritos".
Siempre he sabido que los libros fueron una parte importante de mi infancia; la lectura era una actividad constante para mí y mi familia. Casi todas las habitaciones de la casa tenían una estantería o pilas de libros. Pero esa foto mía leyendo debajo de la cama me hizo reflexionar por un par de razones.
En primer lugar, por mi edad. Soy un bebé. Un bebé que elige leer de forma independiente. En segundo lugar, estoy debajo de la cama en un espacio que me parecía tranquilo y seguro. Lo que esta imagen muestra es el impacto de tener libros en casa desde el nacimiento puede tener en un niño. Los bebés quieren leer y aprender. En quieren aprovechar el poder de la alfabetización y la imaginación. Como en mi casa había libros infantiles, pude elegir leer y tomar las riendas de mi educación desde una edad temprana.
Y aunque no recuerdo esa foto en concreto, ni el momento en que fue tomada, sí que sí recuerdo refugiarme del mundo debajo de la cama. Y cuando ya no cabía debajo de la cama para leer, me metía encima de la cómoda o me acurrucaba con los libros en un fuerte hecho con almohadas. A veces me subía a los árboles y leía entre las ramas. Buscaba cualquier rincón que me permitiera desconectar del ruido y escapar a las páginas. Los libros brindan a los niños la oportunidad de navegar por el mundo de una manera especial; de una manera segura.
Ver la foto de mí debajo de la cama con mis chupetecitos y mis libros me inundó de gratitud... y de impulso. Mi deseo de cumpleaños de este año (y de todos los años) es que todos los bebés y niños tengan acceso a los libros. Y no sólo libros, sino también un espacio seguro para acallar el ruido del mundo y leer esos libros. Porque toda infancia debería estar llena de historias, alegría y momentos de paz.