Por Leyla Svay
Cuando reflexiono sobre alfabetización y educación, la palabra que me viene inmediatamente a la mente es "empoderamiento". En la vida, a menudo nos enfrentamos a circunstancias que escapan a nuestro control. Sin embargo, yo diría que hay dos factores fundamentales que pueden aliviar significativamente estas incertidumbres vitales: la educación y la alfabetización. A lo largo de las generaciones, las sociedades han evolucionado para fomentar una mayor igualdad entre los grupos marginados, pero como todos sabemos, el sistema no es perfecto. Independientemente de las diferencias de estatus socioeconómico, raza, género u otros aspectos, lo que estos factores tienen en común es que todos escapan a nuestro control.
La alfabetización y la educación poseen un poder transformador, capaz de superar las divisiones sociales y abrir las puertas de las oportunidades a niños de todos los orígenes. Al impartir las herramientas de la lectura, la escritura y el pensamiento crítico, la educación permite a las mentes jóvenes imaginar futuros más allá de las limitaciones predeterminadas por la sociedad. Les dota de la confianza necesaria para desafiar los estereotipos y perseguir aspiraciones que trascienden las barreras socioeconómicas, los prejuicios raciales y las expectativas de género.
Gracias a la alfabetización, los niños pueden soñar con amplitud e imaginarse a sí mismos como artífices de su destino, independientemente de las circunstancias en las que hayan nacido. La educación no solo capacita a las personas para afrontar las incertidumbres de la vida, sino que también cultiva una sociedad más equitativa e integradora en la que todos tienen la oportunidad de prosperar y aportar sus dones al mundo de forma significativa.
Las palabras que resuenan profundamente en mí son las que mi madre me decía de niña y que siguen guiándome hoy como joven mujer de color: "Tómate en serio tu educación porque es algo que nadie podrá quitarte jamás". Estas palabras subrayan el valor perdurable del conocimiento y la alfabetización como fuerzas de empoderamiento que trascienden las circunstancias, permitiendo a las personas forjar su propio futuro, una creencia bellamente reflejada en la eterna afirmación de Frederick Douglass: "Una vez que aprendas a leer, serás libre para siempre."