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Benay Hicks

Nudos de amor

Por Daniele Berman, Directora de Operaciones

Puede que su visión y su mente no sean tan claras como antes, pero a sus 90 años, Viola Grace no ha dejado que esos retos le impidan encontrar una hermosa forma de contribuir a una causa que ama. Con la ayuda de su hija Maggi, Viola ha confeccionado al menos 100 preciosas mantas de lana sin coser, muchas de las cuales ha regalado a los niños de nuestro programa Book Babies .


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Viola es la mayor de seis hijos de inmigrantes checos. Creció en una granja rural de Ohio, donde su madre confeccionaba a mano toda la ropa de sus hijos. Viola siempre fue una ávida lectora, y su madre a menudo tenía que poner límites al número de capítulos de un libro que podía leer antes de verse obligada a salir a jugar. Viola continuó el legado de su madre, confeccionando ella misma muchas de las prendas de sus cinco hijos. También mantuvo su amor por la lectura hasta la edad adulta. Si a eso añadimos su amor de toda la vida por los bebés -que incluso la llevó a trabajar como voluntaria en la unidad de cuidados intensivos neonatales cuando podía-, eso es lo que dio a Maggi la idea perfecta para un proyecto para su madre. 

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Aunque Viola ya no sabe coser, su trabajo en los flecos de las mantas que confecciona para nuestro Book Babies es meticuloso. Cada nudo está hecho exactamente en la misma dirección, como me demuestra pacientemente, y también trenza a mano las cuerdas que hace con tela extra para atar cada una de las mantas. La tela que elige también es muy particular, cada pieza de 1,5 yardas está cuidadosamente seleccionada en cuanto a color y estampado, cada una con especificaciones particulares para una niña o un niño: ni demasiado brillante, ni demasiado recargada, ni demasiado aterradora, ni demasiado aburrida.

Viola sabe lo reconfortante que puede resultar una manta para un bebé acurrucado en el regazo de sus padres durante la hora del cuento, y envía cada manta envuelta individualmente con un beso para el bebé, "quizá en la oreja o en la mejilla", dice, porque sabe que las madres primerizas son muy exigentes con ese tipo de cosas. Viola protesta cuando le comento lo desinteresado de todo el trabajo que hace con sus mantas: "No es tan difícil. ¿Y qué más tengo que hacer?". Pero la verdad es que las horas y horas que dedica a cada manta son un verdadero trabajo de amor en nombre de los bebés que espera que tengan un brillante comienzo en el camino de convertirse en amantes de los libros como ella lo ha sido siempre.  

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En nombre de todos los bebés y sus familias que adoran vuestras mantas, Viola y Maggi, ¡gracias por compartir este precioso regalo!

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