por Brayton Maxson, becario de verano de 2014 y 2015.
Como becaria de verano en Book Harvest he vivido muchas experiencias maravillosas y conmovedoras, pero hay una que se me quedará grabada durante mucho tiempo.
Estábamos en un complejo de apartamentos organizando una distribución de libros para niños de primaria cuando se me acercó un niño de secundaria. Estaba allí esperando a que su hermano llegara del colegio y se interesó por qué estábamos allí y por qué había libros tirados en el suelo. Le conté por qué estábamos allí y pareció aburrirse de la conversación y cuando le dije que podía coger algunos libros miró la pila con muy poco interés. Cuando llegó su hermano, ambos se fueron sin libros y yo estaba seguro de que no volveríamos a verle.
La semana siguiente llegamos al complejo una hora antes para entregar libros a los niños que eran demasiado pequeños para ir al colegio y, para mi sorpresa, allí estaba el mismo chico de secundaria. Parecía mucho más interesado esta vez y empezamos a hablar de todo, desde la escuela hasta los deportes, pasando por nuestras comidas favoritas. Cuando su hermano se bajó del autobús ya nos habíamos hecho amigos, y ambos se fueron con un pequeño puñado de libros.
Llegó la semana siguiente y yo estaba deseando no sólo dar libros a los niños, sino también ver a mi nuevo amigo. Esta vez me di cuenta de que muchos de los libros de secundaria que habíamos traído eran demasiado difíciles para él y no parecían interesarle los temas de los libros. Así que le dije que le llevaría libros de baloncesto.
La semana siguiente le llevé algunos libros que tenía de cuando era niño y otros que compré para él. Durante la conversación me enteré de que quería ir a la universidad con una beca de baloncesto y que él y su hermano iban a estar solos todo el verano. Dijo que tenían que estar dentro con la puerta cerrada porque no siempre era seguro para ellos estar fuera en el barrio y que estos libros les ayudarían a superar el aburrimiento. No puedo ni imaginarme crecer en un lugar donde no puedes jugar fuera en verano o incluso salir de casa sin preocuparte de que pueda pasar algo. Entonces me di cuenta de que por eso Book Harvest es tan importante, esos pocos libros que le dimos a ese niño podrían ayudarle a mantenerse alejado de las calles y potencialmente ayudarle a alcanzar su objetivo de ir a la universidad.
Sólo estuvimos en el complejo unas pocas veces más, pero durante ese mes ese chico y yo mantuvimos muchas conversaciones y, a lo largo de esas conversaciones, nos hicimos amigos. Cuando terminaron las clases de verano tuvimos que dejar de ir al complejo y desde entonces he perdido el contacto con él, pero ese mes fue con diferencia el más memorable de mis prácticas aquí en Book Harvest.