Por Ginger Young, fundador y director ejecutivo
Recuerdo lo que el reverendo Ralph Abernathy llamó "una de las horas más oscuras de la humanidad".
Era abril de 1968 y yo tenía cinco años. En mi casa de Atlanta, la hora de la cena solía ser un momento de bromas y chistes. Esa noche, sin embargo, mis padres nos dijeron a mis hermanos y a mí que tendríamos un invitado. ¿Un invitado? Sería divertido, pero mi padre parecía abrumado y mi madre se secaba las lágrimas.
Le pregunté a mamá qué pasaba. Me dijo que algo malo le había ocurrido al Dr. King, un hombre del que les había oído hablar a menudo y cuyo rostro recordaba de nuestro periódico matutino. Dijo que habría un funeral y que vendría gente de todo el mundo. Estábamos compartiendo nuestra casa con uno de esos viajeros.
Pensé entonces que el Dr. King era como el Dr. Davis, el médico al que visitaba cuando me dolía la garganta. Era tan simpático, ¿por qué iba alguien a dejar que le pasara algo malo a alguien como él? Me desconcertaba.
Mis recuerdos de los días siguientes son de una tristeza abrumadora y pesada. Todo el mundo parecía hablar en voz baja y caminar como en la niebla. Nuestro invitado era un hombre joven, boxeador, que había recorrido un largo camino. Las comidas cuando él estaba allí eran casi silenciosas. Parecía desconsolado.
El contrapeso a ese temprano recuerdo de "una de las horas más oscuras de la humanidad" es lo que se ha convertido en uno de los días más brillantes de mi año. Todos los años, Book Harvest celebra el cumpleaños del Dr. King para celebrar el enorme potencial sin explotar de cada niño y reunir a nuestra comunidad en el sagrado acto de reunir libros para compartirlos libremente con los jóvenes lectores.
El pasado lunes se celebró la sexta campaña de recogida de libros Dream Big con motivo del cumpleaños del Dr. King. Este año, el acto -como los cinco anteriores- me deslumbró. Cientos de donantes de libros, miles de libros, multitudes de personas deseosas de ofrecerse como voluntarias para ayudar a garantizar que todos los niños de nuestro entorno crezcan en un hogar rico en libros... Nunca podré saberlo realmente, pero me gusta imaginar que el Dr. King se habría sentido orgulloso de la visión compartida de nuestra comunidad.
Estos días me estoy acordando mucho de que los retos traen consigo oportunidades. Incluso las horas más oscuras contienen tenues destellos de luz, y a veces esos destellos se convierten en un resplandor sólido y constante. El Día de MLK -un día en el que recordamos la visión y el legado del Dr. King- reúne a personas que creen en la igualdad de oportunidades para todos y que trabajan por un mundo mejor.
Mi primer recuerdo, aún hoy tan teñido de tristeza, se une a una inmensa gratitud por nuestra esperanza colectiva de un mundo mejor. La vi el lunes entre montañas de libros; y la oí en las voces de mis compañeros voluntarios mientras clasificaban libros y compartían sus propias reflexiones sobre el Dr. King. La luz que surgió de aquella oscuridad hace casi cincuenta años es brillante, vibrante y poderosa, y sigue llevándonos hacia un mundo incierto.